No hay nada que desespere tanto como ver mal interpretados nuestros sentimientos.
Los sentimientos son los instrumentos de que dispone el sujeto para estar interesado en los objetos que le rodean. Sin los sentimientos seríamos prácticamente muebles.
Hay que atender no sólo a lo que cada cual dice, sino a lo que siente y al motivo porque lo siente.
Faltan palabras a la lengua para los sentimientos del alma.
El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida.
Llamamos sentimentalismo a los sentimientos que no compartimos.
Contra los valores afectivos no valen razones, porque las razones no son nada más que razones, es decir, ni siquiera verdad.
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